Brecha - Guantánamo: El infierno hecho cárcel
Gennaro Carotenuto desde Roma.
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Luego de cinco años hay aún 400 personas secuestradas en Guantánamo por el gobierno de Estados Unidos, mientras el Pentágono desafía cualquier elemental norma legal: las confesiones obtenidas bajo tortura son válidas. Según Human Rights Watch la “democracia”, por lo menos la de Estados Unidos, ya es incompatible con los derechos humanos.
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Detenidos encadenados en posición fetal sobre piso de tierra durante las 24 horas. Sin comida ni agua. Con frío o con 40 grados, con privación de sueño, con música rap, metal o satánica a altísimo volumen. Amenazados por perros y obligados a vestirse de mujer. Regados en la cara con sangre menstrual y obligados a apretar el rostro contra los genitales de una soldado. Bautizados por falsos curas u obligados a cubrirse con banderas israelíes. Estos frutos de mentes enfermas se conjugan con las torturas “normales” y las golpizas salvajes. No lo afirma un informe de una organización de derechos humanos. Es el fbi, en documentos desclasificados, que describe así las condiciones de detención en Guantánamo. John Carpenter, vocero del Pentágono, no se horroriza: “No hay nada nuevo. El gobierno de Estados Unidos custodia de manera humana y profesional enemigos combatientes que nos otorgan informaciones útiles en la guerra contra el terror”. El fbi no desclasifica estas informaciones para relevar un crimen y perseguir a los culpables, sino todo lo contrario: “Todo esto no contrasta con la política del Departamento de Defensa y el (ex) secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aprueba estas técnicas”, concluye el informe.
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Para recordar los cinco años de que la base estadounidense en territorio ocupado de Cuba fue convertida en campo de concentración, hubo muchos visitantes. Algunos fueron acogidos como huéspedes de honor. Una comisión de diputados británicos –país que apoya la política de derechos humanos del gobierno de Estados Unidos– visitó Guantánamo, llegando a conclusiones insólitas que escandalizaron a la mayoría de las asociaciones en defensa de los derechos humanos, con Amnistía Internacional a la cabeza: “En Guantánamo –estas son las sorpresivas opiniones de los parlamentarios llegados de Londres– las condiciones son comparables a las cárceles de máxima seguridad británicas, como la de Belmarsh, en el sureste de Londres, y es muy improbable que no sigan subsistiendo motivos de preocupación por las condiciones de detención”.
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La opinión de los diputados ingleses resulta curiosa. A Cuba han llegado varios pacifistas, entre ellos Cindy Sheenan, madre de un estadounidense caído en Irak, que se ha transformado en un símbolo pacifista. En la puerta del campo de concentración declaró: “Sentimos dolor y repudio. Cuanto más se aísla Bush, su política se hace más inhumana. En esta cárcel están detenidas cientos de personas que jamás tuvieron un juicio”. Entre los manifestantes llegaron también familiares de presos y ex presos, como Asif Iqbal, ciudadano británico de origen paquistaní, tragado por Guantánamo cuando apenas tenía 20 años y uno de los protagonistas de la película The road to Guantanamo.
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DETENCIONES ARBITRARIAS. Amnistía Internacional ha lanzado un llamamiento a la presidenta de turno de la Unión Europea, Angela Merkel, para aclarar las condiciones sobre los vuelos secretos en los cuales cientos de personas secuestradas por la cia fueron trasladadas a países donde han sido sometidas a torturas y en muchos casos desaparecidas. Once de los 395 presos actuales han pasado el día del quinto aniversario en huelga de hambre y por lo menos cinco de ellos están en condiciones críticas y son alimentados a la fuerza. En 85 casos el mismo Pentágono admite que son inocentes, y sin embargo no son puestos en libertad.
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En cinco años apenas diez de las 800 personas secuestradas que han pasado por Guantánamo fueron incriminadas, aunque todavía no condenadas. Para los demás se puede hablar de detención injustificada. Hubo tres suicidios y al menos 40 intentos fracasados. Es difícil hasta suicidarte cuando pasas todo el día encadenado y encapuchado. Todos los detenidos tienen gravísimos problemas de salud mental. El abogado de Bisher al-Rawi, uno de los secuestrados británicos, denuncia que su asistido “después de cinco años bajo tortura está enloqueciendo, y aunque el gobierno británico conoce perfectamente lo que está pasando, no movió un dedo en su defensa”.
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El ciudadano alemán Murat Kurnaz, olvidado cuatro años y medio en Guantánamo por su gobierno, aun cuando se sabía que era ajeno a grupos terroristas, relató a una comisión del Bundestag, en Berlín, su odisea, las torturas, los apremios. Ahora el actual ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank Steinmeier, está acusado de haber declinado la oferta de liberación de Kurnaz en 2002 cuando era jefe de gabinete del entonces canciller Gerhard Schröder. A Murat Kurnaz y a Asif Iqbal nadie les explicó por qué estaban ahí, ni vieron un abogado ni fueron acusados. El 19 de enero cinco ciudadanos marroquíes fueron absueltos en el juicio al que fueron sometidos en su país después de ser entregados desde Guantánamo, donde habían pasado cinco años.
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SON MALOS. El Pentágono acaba de enviar al Congreso de Estados Unidos un novedoso manual de derecho procesal, atravesado por la lógica de la guerra al terror y condimentado con el rechazo a 200 años de progresos en materia de derechos humanos. El Pentágono sostiene que en un juicio también las confesiones obtenidas bajo tortura serán válidas. Los abogados defensores de los presos no podrán examinar ni utilizar cualquier material considerado “clasificado”, es decir toda presunta prueba, que en cambio estará a disposición de la acusación. Es la lógica cultural de George W Bush, que la única vez que habló de los secuestrados dijo: “Lo que sabemos de ellos es que son malos”. Los “malos” de la película fueron llevados, como denuncia Amnistía Internacional en su informe de 2006, para que se les desintegrara la identidad, para licuarles la personalidad, para vaciarlos de sí mismos a través del aislamiento. El estudio de Amnistía echa luz sobre esta detención ilimitada, en la totalidad de los casos sin nada que pueda identificarse con un marco legal en un Estado de derecho. Son odiseas producto de la irresponsabilidad, caos, engaños, violaciones, pruebas falsas, que permiten comprender que el siglo xxi –para la “primera democracia del mundo”– significa la definitiva superación de la Carta de los Derechos del Hombre y de la Convención de Ginebra para entrar en una tierra desconocida.
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La organización Human Rights Watch, en su informe 2007, a pesar de lo que opinen los diputados británicos, ha vuelto a exigir el cierre del campo de concentración. La crítica al gobierno de Bush es áspera. En setiembre de 2006 éste defendió las cárceles secretas y la tortura utilizando el eufemismo de “procedimientos alternativos de interrogatorio”. Para Human Rights Watch la utilización del término “democracia” está hecha de manera solapada para evitar enfrentarse a la cuestión del respeto a los derechos humanos, y considera que el silogismo “no hay democracia sin derechos humanos” lleva a la conclusión de que el gobierno de Estados Unidos “ya no es creíble en la defensa de derechos humanos que no respeta”.
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Hasta el titubeante nuevo secretario general de las Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki Moon, admitió: “Creo que hay que cerrarla”. De manera mucho más clara se ha expresado el Consejo de Europa en palabras del secretario general, Terry Davis: “Guantánamo es una violación flagrante de los derechos del hombre y una vergüenza grave para los Estados Unidos de América”. Aunque hoy los detenidos sean –según fuentes oficiales del mismo campo de concentración– 395, en estos cinco años entre 800 y 900 seres humanos han vivido este infierno. La totalidad de ellos no tuvo un juicio, ni jamás vio un abogado. “La cárcel de Guantánamo debe ser cerrada inmediatamente – sigue Davis–; no se puede ganar la guerra contra el terror con cárceles secretas, torturas, tratos inhumanos y degradantes y privando a los detenidos de las tutelas que están en la base de nuestro sistema jurídico y de nuestra democracia. Recurrir a estos métodos le hace el juego a los terroristas.”
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Sin embargo la actuación de Europa ha sido lenta y demasiado prudente. Recién en 2004 el Parlamento Europeo pidió “un tratamiento jurídico ecuánime” para los detenidos en Guantánamo. Sin embargo cuando el gobierno cubano pidió a la onu inspecciones en el campo, los países de la Unión Europea se opusieron, y hubo que esperar al 12 de junio de 2006 para que, bajo presión de las organizaciones de derechos humanos, el Parlamento Europeo pidiera oficialmente el cierre. Según Reed Brody, abogado de Humans Rights Watch, policías de Francia e Italia declararon que fueron a Guantánamo para interrogar a algunos presos. Algo que se explica por la doble moral europea, testimonio de la cual es su complicidad en los secuestros y traslados organizados por la cia en territorio de la Unión.