Los Juegos Olímpicos de Beijing, pueden ser una oportunidad para que todos los pueblos del mundo se reunan en un espíritu de competición deportiva con valores como la paz, la amistad y el respeto mutuo entre todos los pueblos del mundo, dice el web oficial.
Simultaneamente, miles de voces se alzan denunciando la represión china ante los intentos independentistas de Tíbet. Andrej Nicolás Hillebrand, por ejemplo, expresa en la entrada "Tibet y las Olimpiadas de Pekín", de su blog, el desprecio rotundo de China hacia una cultura y un pueblo históricamente pacífico, y que no ha pretendido más que vivir en paz, pisoteándole los derechos humanos e irrespetando la vida de las personas, a pesar de que la atenta mirada de los ciudadanos y los gobiernos de todo el mundo están en su dirección, observando lo que hacen. No hace falta tener una gran imaginación para intuir de lo que son capaces cuando todo el revuelo mediático no está presente.
Y sin embargo, en su momento, a Occidente, y sobre todo a Estados Unidos, le dió igual que China ocupara militarmente un país libre, que se haya atentado de manera cruel contra los derechos humanos má elementales tanto en el Tíbet como en el resto de China, o que se haya expulsado a cualquier periodista que pueda ser cronista independiente de la situación, como nos relata José Luis Murillo en la entrada "El Tíbet, China y el cibercapitalismo: Adelante con las Olimpiadas" de su blog.
Pero ante los intereses de sectores europeos y norteamericanos por aguarles las Olimpiadas a los chinos, Alberto Montero señala en su blog "La otra economía", que la Organización Mundial de Comercio hacía público en abril, un informe sobre la evolución del comercio en 2007 del que cualquiera puede extraer fácilmente argumentos que ayudan a comprender la razón de la ofensiva actual contra China.
Nos presenta un resumen del informe:
A pesar del conflicto de inetereses comerciales, señala José Luis Murillo, que las transnacionales no desprecian el enorme negocio que supone el acercamiento del gigante chino, con la mitad de la población mundial, a la economía de mercado, a una sociedad capitalista asentada sobre la pantomima de una democracia bipartidista y partitocrática que narcotiza y disuelve cualquier intento de plantear otro reparto de la riqueza más justo, o simplemente, de que las personas sean más importantes que los beneficios económicos.
Expresa José Luis, que en este contexto es comprensible que todos los gobiernos de Occidente y quienes los dirigen desde las multinacionales miren para otro lado y hagan sus cuentas de lo que supondrá la realización de las Olimpiadas y la puerta que se ofrece así a los dirigentes y empresarios chinos para formar parte del club.
Pero las protestas que se están realizando en torno al paso de la Antorcha Olímpica a fin de resaltar la ocupación del Tíbet por China, es un refrescante recordatorio de que ninguna cantidad de anuncios preconizando "sentirse bien" y de asociaciones de "marcas", pueden taparle el rostro a la realidad de que el gobierno chino reprime los derechos humanos en Tíbet, como expresa Amit Srivastava, Director de India Resource Center, una organización de campañas internacionales, en el blog "la coca loca company".
El "Recorrido de la Antorcha Olímpica", patrocinado principalmente por la Coca-Cola, con base en los Estados Unidos; Samsung, que tiene su base en Corea y Lenovo, con base en China, buscan ofrecer un panorama chino de apertura y tolerancia. Y China no es el primer gobierno que ha hecho el intento de usar los Juegos Olímpicos para ganar credibilidad ante la audiencia global. En 1936, los Juegos Olímpicos se celebraron en la Alemania Nazi, y los nazis tenían la misma meta - obtener la credibilidad de la comunidad mundial.
No obstante, para las trasnacionales, los Juegos Olímpicos y el "Recorrido de la Antorcha Olímpica" ofrece una increíble oportunidad de mercadeo, asociando la marca con el sentimiento de bienestar de los juegos que se dice tienen la audiencia más grande del mundo, por lo que la Coca-Cola, por ejemplo, ha invertido más de US$100 millones en los Juegos. Así, mientras que China espera beneficiarse políticamente como anfitrión de los Juegos Olímpicos, estas empresas aspiran a obtener ganancias financieras de ellos, como expresan en "la coca loca company".
Así, según expresa Srivastava, las protestas que se están realizando en torno al Recorrido de la Antorcha Olímpica llegan en el momento justo para escrutar el papel que juegan las corporaciones en este día y en esta era de globalización y enviar un mensaje claro a las corporaciones en cuanto a que los derechos humanos deben anteponerse al dinero.
Desde los años 80 del siglo XX, las Olimpiadas constituyen el mejor ejemplo del abandono de los referentes éticos y la llegada del deporte mercancía en su más alta expresión, como expresa Marcos Roitman en La Jornada.
Y mientras los deportistas de élite, pierdan o ganen medallas, estarán siempre ganando por los servicios prestados para publicitar a las grandes trasnacionales, la mayor parte de los trabajadores asiáticos que fabrican las prendas que visten, no pueden reclamar aumentos salariales ni mejoras laborales de forma colectiva. Como señala la campaña de Oxfam "¡Fuera de Juego! Derechos laborales y producción de ropa deportiva en Asia", el 80% de estos trabajadores son mujeres provenientes de comunidades pobres, que en su mayoría sustentan a sus hijos y familia. Según el resumen del informe de su investigación, ninguna de las grandes marcas deportivas está haciendo suficiente para solucionar este problema.
Simultaneamente, miles de voces se alzan denunciando la represión china ante los intentos independentistas de Tíbet. Andrej Nicolás Hillebrand, por ejemplo, expresa en la entrada "Tibet y las Olimpiadas de Pekín", de su blog, el desprecio rotundo de China hacia una cultura y un pueblo históricamente pacífico, y que no ha pretendido más que vivir en paz, pisoteándole los derechos humanos e irrespetando la vida de las personas, a pesar de que la atenta mirada de los ciudadanos y los gobiernos de todo el mundo están en su dirección, observando lo que hacen. No hace falta tener una gran imaginación para intuir de lo que son capaces cuando todo el revuelo mediático no está presente.
Y sin embargo, en su momento, a Occidente, y sobre todo a Estados Unidos, le dió igual que China ocupara militarmente un país libre, que se haya atentado de manera cruel contra los derechos humanos má elementales tanto en el Tíbet como en el resto de China, o que se haya expulsado a cualquier periodista que pueda ser cronista independiente de la situación, como nos relata José Luis Murillo en la entrada "El Tíbet, China y el cibercapitalismo: Adelante con las Olimpiadas" de su blog.
Pero ante los intereses de sectores europeos y norteamericanos por aguarles las Olimpiadas a los chinos, Alberto Montero señala en su blog "La otra economía", que la Organización Mundial de Comercio hacía público en abril, un informe sobre la evolución del comercio en 2007 del que cualquiera puede extraer fácilmente argumentos que ayudan a comprender la razón de la ofensiva actual contra China.
Nos presenta un resumen del informe:
a) Por primera vez, China supera a Estados Unidos como exportador mundial de mercancías y se acerca aceleradamente a Alemania, el principal exportador de mercancías del mundo.
b) Por primera vez, China sustituyó a Canadá como principal proveedor de los Estados Unidos. Las importaciones procedentes de China aumentaron el 12%, más que el doble que las importaciones totales y ello a pesar de la caída en la demanda interna estadounidense.
c) Por primera vez, el volumen del comercio chino (exportaciones e importaciones) superó al volumen conjunto del comercio de Japón y la República de Corea, segundo y tercer comerciantes más importantes de mercancías de Asia.
d) Desde el año 2001, año en el que se aprobó la candidatura olímpica para Pekín y China se adhirió a la OMC, sus exportaciones e importaciones han aumentado en promedio un 25% anual, más del doble del comercio mundial. Desde 2004, el comercio de mercancías de China (exportaciones e importaciones) supera al del Japón y en 2007, como hemos dicho, ya supera al de Estados Unidos.
A pesar del conflicto de inetereses comerciales, señala José Luis Murillo, que las transnacionales no desprecian el enorme negocio que supone el acercamiento del gigante chino, con la mitad de la población mundial, a la economía de mercado, a una sociedad capitalista asentada sobre la pantomima de una democracia bipartidista y partitocrática que narcotiza y disuelve cualquier intento de plantear otro reparto de la riqueza más justo, o simplemente, de que las personas sean más importantes que los beneficios económicos.
Imagen del sitio oficial de Beijing 2008. Hacer Click para verlo como imagen animada.
Expresa José Luis, que en este contexto es comprensible que todos los gobiernos de Occidente y quienes los dirigen desde las multinacionales miren para otro lado y hagan sus cuentas de lo que supondrá la realización de las Olimpiadas y la puerta que se ofrece así a los dirigentes y empresarios chinos para formar parte del club.
Pero las protestas que se están realizando en torno al paso de la Antorcha Olímpica a fin de resaltar la ocupación del Tíbet por China, es un refrescante recordatorio de que ninguna cantidad de anuncios preconizando "sentirse bien" y de asociaciones de "marcas", pueden taparle el rostro a la realidad de que el gobierno chino reprime los derechos humanos en Tíbet, como expresa Amit Srivastava, Director de India Resource Center, una organización de campañas internacionales, en el blog "la coca loca company".
El "Recorrido de la Antorcha Olímpica", patrocinado principalmente por la Coca-Cola, con base en los Estados Unidos; Samsung, que tiene su base en Corea y Lenovo, con base en China, buscan ofrecer un panorama chino de apertura y tolerancia. Y China no es el primer gobierno que ha hecho el intento de usar los Juegos Olímpicos para ganar credibilidad ante la audiencia global. En 1936, los Juegos Olímpicos se celebraron en la Alemania Nazi, y los nazis tenían la misma meta - obtener la credibilidad de la comunidad mundial.
No obstante, para las trasnacionales, los Juegos Olímpicos y el "Recorrido de la Antorcha Olímpica" ofrece una increíble oportunidad de mercadeo, asociando la marca con el sentimiento de bienestar de los juegos que se dice tienen la audiencia más grande del mundo, por lo que la Coca-Cola, por ejemplo, ha invertido más de US$100 millones en los Juegos. Así, mientras que China espera beneficiarse políticamente como anfitrión de los Juegos Olímpicos, estas empresas aspiran a obtener ganancias financieras de ellos, como expresan en "la coca loca company".
Así, según expresa Srivastava, las protestas que se están realizando en torno al Recorrido de la Antorcha Olímpica llegan en el momento justo para escrutar el papel que juegan las corporaciones en este día y en esta era de globalización y enviar un mensaje claro a las corporaciones en cuanto a que los derechos humanos deben anteponerse al dinero.
Desde los años 80 del siglo XX, las Olimpiadas constituyen el mejor ejemplo del abandono de los referentes éticos y la llegada del deporte mercancía en su más alta expresión, como expresa Marcos Roitman en La Jornada.
Celebrar Olimpiadas constituye una orgía para el comercio de las grandes marcas deportivas y un escaparate de los deportistas profesionales atiborrados de dinero cuyos domicilios fiscales están en Andorra, Suiza, Mónaco o Islas Caimán. Los mismos que gozan de becas de alto rendimiento y se preparan a costa del erario mostrando su patriotismo en momentos de las Olimpiadas o la Copa Davis. (...)
Para las grandes marcas deportivas, los atletas son un portaestandarte de sus últimas creaciones. En definitiva, un pie, una mano, un torso, una cabeza o un muslo. Constituyen un maniquí donde exhibir la moda. (...) Las Olimpiadas son escaparates de ventas, sus participantes un producto. En esta lógica se diseña una estrategia de mercadotecnia para lograr objetivos. ¿Y el espíritu olímpico? El mercado lo engulle y lo copa todo. Un agujero negro cuyo centro de gravedad, el dinero, está en todas y ninguna parte. (...)
Bajo el espíritu de negar el carácter económico de las Olimpiadas modernas se esconde la hipocresía del Comité Olímpico Internacional. Su realidad sería diferente si se celebraran manteniendo como referente el amateurismo y se pusiese en entredicho la política neoliberal y la falta de democracia que son la base de la actual organización del olimpismo internacional. Pero pensar de esta forma es proponer otra manera de entender el deporte. Volver a competir sobre la base de mejorar la condición humana y no buscando el egoísmo individual del éxito asentado en el dinero.
Y mientras los deportistas de élite, pierdan o ganen medallas, estarán siempre ganando por los servicios prestados para publicitar a las grandes trasnacionales, la mayor parte de los trabajadores asiáticos que fabrican las prendas que visten, no pueden reclamar aumentos salariales ni mejoras laborales de forma colectiva. Como señala la campaña de Oxfam "¡Fuera de Juego! Derechos laborales y producción de ropa deportiva en Asia", el 80% de estos trabajadores son mujeres provenientes de comunidades pobres, que en su mayoría sustentan a sus hijos y familia. Según el resumen del informe de su investigación, ninguna de las grandes marcas deportivas está haciendo suficiente para solucionar este problema.
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