martes, 24 de junio de 2008

Egipcias...

Foto de Mor (bcnbits).


Heródoto, venido de Grecia, comprobó que el río y el cielo de Egipto no se parecían a ningún otro río ni a ningún otro cielo, y lo mismo ocurría con las costumbres.

Gente rara, los egipcios: amasaban la harina con los pies y el barro con las manos, y momificaban a sus gatos muertos y los guardaban en cámaras sagradas. Pero lo que más llamaba la atención era el lugar que las mujeres ocupaban entre los hombres.


Foto de milena agnieszka.

Ellas, fueran nobles o plebeyas, se casaban libremente y sin renunciar a sus nombres ni a sus bienes. La educación, la propiedad, el trabajo y la herencia eran derechos de ellas, y no sólo de ellos, y eran ellas quienes hacían las compras en el mercado mientras ellos estaban tejiendo en casa.

Según Heródoto, que era bastante inventón, ellas meaban de pie y ellos, de rodillas.


Foto de AthenaGoodRosa.

Texto tomado de Diosas y reinas, Eduardo Galeano, en Rebelión. En su próximo libro, Espejos. Una historia casi universal, que está en la calle desde mediados de abril, Eduardo Galeano elabora un inventario general de los hitos y mitos de la historia de los hombres, un repaso caprichoso desde los orígenes hasta hoy, sólo regido por la mirada lírica y lúcida del autor. Como anticipo, Radar primero, Rebelión después, y luego Sin pelos en la lengua, de donde lo tomo, ofrecen el capítulo dedicado a las mujeres de la antigüedad y la mitología, una suerte de fundación del machismo. Yo lo voy colocando acá de a pedacitos...

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