Convivir con los pobres no es fácil. Primero suele darse una tendencia a idealizarlos. Luego se descubre que entre ellos se dan los mismos vicios que en las demás capas sociales. Ellos no son mejores ni peores que los demás seres humanos. La diferencia es que son pobres, o sea, personas privadas injusta e involuntariamente de los bienes esenciales de la vida digna. Por eso es por lo que estamos a su lado. Por una cuestión de justicia.
Un militante de izquierda jamás negocia los derechos de los pobres y sabe aprender con ellos.
Texto de Frei BETTO, Diez consejos para los militantes de izquierda.
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