miércoles, 26 de diciembre de 2007

"Adornos" de navidad...


Adornos navideños... Pero en este caso, los "adornitos", no son más que bombas de racimo...


Francisco Polo está animando una campaña interesante contra ellas. Nos cuenta que las bombas de racimo, son armas formadas por contenedores que son lanzados desde aviones o artillería terrestre. Cada contenedor lleva en su interior un número variable de submuniciones (cientos). Al ser disparados, los contenedores, se abren y dispersan las submuniciones, que están diseñadas para explotar cuando alcanzan el blanco, que pueden ser soldados o vehículos blindados. La mayoría de las bombas de racimo contienen cientos de submuniciones sin sistema de guiado que cubren toda un área con explosiones y metralla.

Son un problema durante los ataques porque cubren de metralla y explosiones un área muy amplia. Esto significa que cuando se usan en áreas habitadas o cerca de ellas, no distinguen entre objetivos militares y los civiles que pueda haber en el lugar. Muchos conflictos actuales, además, se han librado al menos en parte en zonas urbanas, donde es imposible distinguir entre los objetivos.

Pero éste no es el único problema. Debido a la cantidad de submuniciones que porta cada bomba, y a que una parte de ellas falla y no explota al alcanzar el blanco, las áreas bombardeadas con este tipo de arma resultan contaminadas con explosivos.

Las municiones que quedan en el suelo, los árboles o las viviendas pueden explotar posteriormente, cuando un niño las coge para jugar con ellas (por los colores brillantes que tienen en ocasiones, los niños creen que se trata de juguetes), o cuando alguien trabajando en la agricultura las pisa. Funcionan, así, como minas antipersonales. Esto es un riesgo importante hasta largo tiempo después de terminado el conflicto.

Pero siempre, mejor que las palabras, las imágenes...

o los videos:

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Sigue contando Franccisco Polo, que es imposible saber con exactitud cuántos civiles han resultado muertos o heridos por las armas de racimo. Sin embargo, informes sobre conflictos concretos muestran que una parte importante de los civiles muertos lo fueron como consecuencia de estas armas. Cientos de civiles murieron en Irak como consecuencia del uso de armas de racimo por la coalición ocupante. Las municiones sin explotar han matado a miles de civiles en Laos, Camboya y Vietnam. El más reciente informe de Handicap International ha documentado la muerte de más de 11.000 civiles en 23 conflictos de todo el mundo (y esto sólo es la cifra que se ha podido demostrar documentalmente a pesar de las dificultades; el cálculo total podría acercarse a 100.000).

Dice la Wiki, que Rusia las usa en Chechenia, el Reino Unido las usó en Kosovo e Iraq, Israel en El Líbano, los Estados Unidos utilizó estas bombas en Afganistán, Kosovo, Laos e Iraq, entre otros, a pesar de causar problemas muy serios bajo el derecho humanitario internacional. En Iraq se estima que entre los Estados Unidos y el Reino Unido ya se han lanzado un millón.

La UNICEF asegura que aunque la guerra ha terminado, los niños y las niñas de Iraq siguen sufriendo lesiones y muriendo de manera persistente debido a los efectos de las reliquias del conflicto. Desde que acabó la contienda, más de 1.000 niños y niñas han sufrido lesiones con diversos tipos de armas, entre ellos las bombas de racimo arrojadas por las fuerzas de la coalición. La curiosidad natural de la infancia convierte a los niños y niñas en víctimas frecuentes de las municiones que no han explotado. "Las bombas de racimo tienen formas interesantes que resultan atractivas para la niñez", dijo de Rooy, representante de UNICEF en Iraq. "Muchos niños y niñas sufren lesiones o mueren porque ven un objeto reluciente de metal, a veces en forma de bola, y tienen que ir y recogerlo para jugar con él".



Esta foto de AnomalousNYC muestra niños heridos por las bombas que Israel dejó caer sobre El Líbano. Durante los últimos tres días de combates en la guerra que los enfrentó en 2006, el ejército hebreo lanzó sobre territorio libanés 1.800 cohetes que esparcieron a su vez 1,2 millones de bombas de racimo, según nos cuenta Hernán Zin. El precio de ese ataque, lo sigue pagando la población civil, ya que las bombas de racimo, que en un 40% de los casos no explosionan al llegar al suelo, se convierten en minas antipersona.

Cierro esta entrada, con un documental de @-films, un colectivo que hace talleres de vídeo y documentales en Palestina y El Líbano, además de producir cortometrajes. La cosecha de Sidiqqine, es un video que trata de las consecuencias a largo plazo de la guerra israelí contra Hezbollah, sobre la población y la agricultura del sur de El Líbano. Fue realizado a finales de septiembre de 2006 en la localidad de Siddiqine, como resultado de un taller de 10 días que activistas-indymedia desarrollaron en esta comunidad dedicada al cultivo del tabaco, que fue bombardeada con bombas de racimo.

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